Descubro cómo la mente utiliza vías que me alejan de la vida...
Vías como la intención de controlar lo que ocurre, interpretarlo o esperar algo de ello.
Vías que no permiten la experiencia... Y en ello, no me permiten vivir.
Pero descubro un gesto... un gesto que atraviesa la mente... y me lleva a la vida.
Un gesto de apertura... de atención... que suelta toda intención... y hace espacio a lo que atiende.
Y así... lo que ocurre y siento es bienvenido.
Habito el cuerpo... el sentir se expresa y surge espacio entre los pensamientos.
Porque habitar, sentir, explorar, recibir... son vías no mentales que no conllevan intención... y sí atención y apertura.
Y con ello atraviesan la mente... Y despliegan la experiencia.
Experiencia de presencia... de conciencia... de vida.
Al alcance de un gesto... que todo lo cambia... porque yo lo hago.
Así...
Dejo de pensar... y me abro a sentir...
Dejo de hacer... y empiezo a ser...
Dejo de esforzarme y desgastarme... y empiezo a descansar...
Dejo de esperar... y descubro que el instante me lo ofrece todo...
Dejo de pensar e interpretar la vida, sí... y comienzo a vivir.
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